Estimado
señor Rajoy, presidente de todos los españoles y, por tanto, también de los
canarios e incluso mío, que no le voté pero creo en la democracia, pese a que
algunos no hacen más que obstaculizarla para tapar sus faltas y seguir imponiendo
su modelo:
Hoy
le escribo para proponerle un pacto que, estoy convencida, le será más útil que
la mayoría de los que usted firma y luego no cumple – léase principalmente el
pacto que firmó con todos los españoles a los que propuso unas acciones para
hacer todo lo contrario desde que llegó al gobierno.
¿Qué
tal si intercambiamos papeles? Ya sé que no me presenté a las elecciones ni fui
elegida, pero de lo que se trata es de que se ponga usted en la piel de un
ciudadano cualquiera de este país, y puedo asegurarle que esta permuta es
ventajosa, pues no estoy aún entre los más desfavorecidos por su “genialidad” y
su “gestión de los fondos públicos”.
Sea
valiente y véngase a vivir a Canarias. Verá como recupera credibilidad y
coherencia. Viva aquí en Tenerife – menos complicado que en una isla periférica
- y plantéese desplazarse por el
territorio nacional, para lo que tendrá que comprar un billete aéreo de esos a
los que ahora quiere reducir la subvención.
¿Qué
importa pagar unos cientos de euros cuando se vive en la tierra afortunada que
tanto le gusta a la gente del gobierno para venir de vacaciones? Ah, pero eso
sí, tendrá que descontar esos euros de lo que cobre del Inem, pues como sabe aquí
sufrimos el 33% de paro y, lamentablemente, yo no soy una excepción.
Sin
problemas le dejo mi casa y me mudo a la suya, pero claro aquí tendrá que pagar
la hipoteca e ir al supermercado. No comprar sin mirar los precios; cuidar los
gastos de luz y teléfono, no ponerse enfermo e ingeniárselas para pagar – los
tiempos de lo público y gratuito usted se los está cargando - y seguir
formándose, pues el título universitario y la experiencia ya no son suficientes.
Si
se agobia, escuche los mensajes esperanzadores de quienes le acompañan en el
Ejecutivo nacional y aseguran que saldremos de la crisis, aunque entre sus mejores
ideas para conseguirlo estén abaratar más y más el despido u obligarle a llevar
consigo un certificado de residencia cada vez que pueda viajar.
No
se olvide, eso sí de encomendarse a los santos, no vaya a ser que en su afán de
recortes y “lucha contra el fraude” este gobierno de las urnas confine a todos
los residentes canarios a vivir en su paraíso sin posibilidad de salir, ni
siquiera cuando sea estrictamente necesario.
¡Ah!
y por su legado no se preocupe, que yo sabré cuidarlo; seguiré sus pasos y no
haré nada por cambiarlo. Atentamente,
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