miércoles, 13 de febrero de 2013

Vegüenza!!!



Siento vergüenza. Sí, me pasa igual que a la secretaria general de la Unión Internacional de Jóvenes Socialistas, que ha criticado a los mayores de su partido por no oír la voz de la calle. Se trata, sin embargo, de un problema que desgraciadamente se ha generalizado entre representantes de todos los colores.

Me da vergüenza la frivolidad de los líderes que se llenan la boca de solidaridad, pero sólo a última hora y por presión popular, después de negación tras negación y terriblemente también después de demasiadas muertes, aceptaron respaldar la tramitación de la Iniciativa Legislativa contra los desahucios.

Me avergüenzan los cargos públicos que se escudan en la crisis para negar posibilidades de empleo y aplicar recortes que no afectan por igual a los jugosos salarios que cobran. Y no es que crea que haya que bajar el sueldo a los políticos, que también; lo que en verdad creo es que se actúa desde la comodidad de un sillón muy mullido, y así es imposible acertar.

La vergüenza me supera cuando leo que se ha pagado 6.000 euros mensuales a Urdangarin por vender la candidatura de Madrid 2016 y me acuerdo de que en base a la reducción de las arcas públicas se ha llegado a implantar el euro por receta y cuestionado los 400 euros que reciben los desempleados sin ingresos.

Y cuestionada está también la bonificación al transporte de residentes en Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla, a los que primero se exige viajar con un certificado de residencia y después se incluye en los Presupuestos del Estado la posibilidad de limitar la subvención para viajar desde o hacia la Península.

Vergüenza me produce que mientras a unos ciudadanos se nos considera sospechosos de fraude y se nos obliga a viajar con papeles, otros mantienen presuntas contabilidades paralelas, frente a las que no se ofrece ningún argumento sólido y que han tenido que salir a la luz pública para que el PP empiece a tramitar una Ley de Transparencia de partidos políticos.

Vergüenza también que mi comunidad autónoma, gobernada por CC y PSOE – los unos supuestamente amantes de su pueblo y defensores del progreso regional y los otros socialdemócratas y herederos de valores de izquierdas -  sea una de las autonomías con menos formación, más pobreza y más castigadas por el paro.

Y vergüenza la guerra sin cuartel entre los dirigentes políticos. Vergüenza porque ni siquiera, cuando la gente sale a la calle a exigir democracia, educación o sanidad pública son capaces de escuchar y sumar fuerzas para dar respuestas. Están demasiado ocupados en echarse la culpa unos a otros y así nos va.

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