jueves, 21 de noviembre de 2013

Hilillos de plastilina



Redondear y aplastar; redondear una vez más, estirar y empezar a modelar. Era fantástico jugar con aquellas bolas de colores que nos permitían hacer figuras y construir un mundo imaginario. Esos “hilillos de plastilina” eran casi tan fantásticos como lo fueron las declaraciones del presidente del Gobierno, entonces ministro de Interior y vicepresidente,

cuando se refirió a la catástrofe del Prestige.

Corría el año 2002 y fuimos muchos los que nos tiramos las manos a la cabeza. Nos pareció alucinante que se comparara uno de los mayores desastres medioambientales de la navegación con un juego de niños. Rajoy dijo que los vertidos de petróleo – chapapote o piche para los canarios – no eran más que “hilillos de plastilina” y el tiempo, por no decir la Justicia, le ha dado la razón.

La Sección Primera de la Audiencia Provincial de A Coruña concluyó la semana pasada que, tras diez años de instrucción del caso y nueve meses de juicio, nadie sabe con exactitud cuál pudo ser la causa de lo ocurrido, ni cuál debería haber sido la respuesta apropiada a la situación de emergencia creada por el Prestige, de ahí que no pueda establecerse ninguna responsabilidad penal por los daños ocasionados.

¿Sorprendente resolución no les parece? Según la Justicia, no hay responsables ni de aquella marea negra que inundó las costas ni de la contaminación que se extendió desde  el litoral gallego hasta Francia, de modo que el que hoy es el máximo mandatario español tenía razón: “hilillos de plastilina”.
 
Han pasado ya diez días del fallo y todavía no digiero la noticia, como supongo que tampoco digería mi hermana aquellas imitaciones de pasteles que yo fabricaba de chica y le invitaba a comer. Y es que ni aquello ni esto hay quien se lo trague. ¿Es esto la Justicia? ¿Se revisará  de la misma forma el caso de Las Teresitas, aquí en Santa Cruz de Tenerife?

El lunes arrancó una vista oral para dilucidar la posible comisión de delitos urbanísticos en la construcción de un edificio de aparcamientos en la cabecera de la playa. En el banquillo de los acusados se sientan 4 exconcejales de la capital tinerfeña y 3 funcionarios del Ayuntamiento, pero esta es sólo una pata del “apestoso” asunto que incluye la compra con dinero público de unos terrenos que ya eran de la ciudad, y un concurso internacional en el que también nos gastamos millones de euros.

Redondear y aplastar; redondear una vez más y estirar hilillos de plastilina, con los que en la política y en los juzgados se construye un mundo fantástico que sin demasiados acierto trata de reproducir la realidad.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Erasmus pocos y…




¿Se acuerdan de Kojak? Yo tenía 8 años cuando la televisión emitió la segunda serie de aquel cínico y agudo policía, al que no le importaba transgredir las reglas cuando tenía que llevar a un criminal ante la justicia. Algo semejante debe haber querido hacer nuestro ministro de Educación, el señor Wert que, por cierto, también es calvo, aunque de momento no se le conoce afición por los chupetes.

Al representante nacional le supo a poco el rapapolvo que se llevó la semana pasada a raíz de su frustrado intento de suprimir las becas Erasmus. Como bien saben los jóvenes de este país, que rápidamente se movilizaron, la fuerte presión popular, realizada incluso desde la formación política que lo aupó al poder, le obligó a rectificar.

No obstante, como si de un niño pequeño de chupete se tratase, el señor ministro intentó unos días después justificar sus pretensiones, y para hacerlo recurrió  a la mentira, implicando nada menos que a la Unión Europea donde, claro está, no tardaron en desmentir sus afirmaciones, calificándolas de “basura”.

Y es que en verdad no son otra cosa: basura, con la que una vez más los gobernantes españoles se pasan de listos y tratan de tonto al pueblo cuyos intereses deberían defender. Dijo Wert que Europa iba a bajar las becas en 2014, cuando resulta que lo que hará será incrementarlas en más de un 4 por ciento.

Está claro y, pese a quien le pese o aunque resulte grosero, el ministro se revuelca en la porquería, aunque desgraciadamente, no se trata de un caso aislado. La única diferencia entre este desprecio a la inteligencia popular y el que practican otros políticos que, por ejemplo, se atreven a vender como exitosa la evolución del paro, cuando cada vez son más las familias al borde del abismo, es que el titular de Educación ha trascendido fronteras, como también le ha pasado al arzobispo de Granada.

El miembro de la Iglesia española ha hecho suyo un libro escrito por una periodista italiana, que ha dado mucho que hablar estos días, pues se titula “Cásate y se sumisa”. Ahí es nada el consejo que se  traslada a las mujeres de este país, donde cada vez es más evidente que hemos perdido el norte y hasta la brújula.

Ministros que se defienden con mentiras, arzobispos que se atreven a hacer doctrina de lo que no saben y pretenden devolvernos a tiempos prehistóricos, sobresueldos en negro y contabilidades b, reyes y princesas metidos a delincuentes… ¿Alguien da más? Desde luego vivimos en un país cuando menos asombroso y cuando más, bastante lastimoso.

jueves, 7 de noviembre de 2013

Mucho turismo, poco trabajo



El presidente del Gobierno canario nos ha regalado esta semana otra de sus maravillosas perlas; palabras que le salen por la boca y que a todos nos gustaría que se convirtieran en hechos, logros que lamentablemente nunca se alcanzan. Fue en la World Travel Market de Londres y yo me acordé de Marco y su mono Amedio.

Bueno, en realidad, fue mi compañera Gema la que me sugirió el símil, pues nada más pensar en turismo le vino a la mente aquel niño que en cada capítulo de su historia emprendía un nuevo viaje, como un nuevo viaje a Londres emprendió nuestro máximo representante, en este caso en busca de la mejora del turismo y la economía regional.

Ya en la capital inglesa el gobernante nos ha anunciado que se pondrán en el mercado financiero 1.000 millones de euros, para que los empresarios turísticos puedan acometer proyectos de modernización, cosa que de verdad me gustaría creer, pero la empresa se me presenta tan difícil como la del pequeño Marco en busca de su madre.

La realidad económica, marcada no sólo por la escasez de recursos sino también por la negativa de las entidades crediticias a conceder nuevos préstamos, me inclina hacia la desconfianza, alimentada también por incumplimientos como el relacionado con otra bondadosa medida anunciada en el mismo marco hace ahora un año.

La anterior edición de la feria internacional de turismo llevó al dirigente nacionalista a afirmar que el turismo iba a permitir crear miles de puestos de trabajo y, sin embargo,  el paro no ha parado de crecer. Los datos del mes de octubre que acabamos de conocer confirman la negativa tendencia.

Rivero, pese a todo, insiste en que el turismo en Canarias goza de gran solidez, y en verdad resulta evidente que estamos recibiendo más viajeros que nunca. Basta acercarse a cualquier centro turístico para comprobarlo. Es más, las previsiones para los próximos meses apuntan igualmente hacia el optimismo.

Se habla ya de un incremento del 27 por ciento en el último trimestre de este año con respecto a los visitantes recibidos en el mismo periodo de 2012, y a los que, por ciento, haríamos bien en ofrecer un mejor trato. No obstante, las tasas de ocupación canaria no mejoran.

Sea por anuncios que no se cumplen o sea porque los supuestos beneficios no se extienden al conjunto de la sociedad, lo cierto es que en este sector bien podemos aplicar aquello de “mucho ruido y pocas nueces”, o lo que es lo mismo, mucho turismo y poco trabajo, muchas palabras y pocos hechos ¿Cuántos capítulos más le quedan a Marco?

lunes, 4 de noviembre de 2013

Historias de la T.I.A



El superintendente Vicente, el profesor Saturnino Bacteria, la secretaria Ofelia y, por supuesto, Mortadelo y Filemón. Todos se han puesto manos a la obra para esclarecer el espionaje al que estamos sometidos por parte de Estados Unidos, aunque puede que esta historieta no resulte tan desternillante como las que ideaba el genial Ibáñez, o tal vez sí.

Me encantaban los comics, colorines como decíamos en mi pueblo, con los que nos pasábamos tardes enteras. Primero leyendo y riendo, y luego comentando y volviendo a reír. Risas y más risas que se prolongaban durante días y surgían en cualquier momento cuando recordábamos alguno de los percances que sufrían los personajes.

Caídas desde grandes alturas, explosiones o aplastamientos por todo tipo de objetos pesados, pero sobre todo las caras que se les quedaban a los agentes secretos hacían brotar nuestras carcajadas, que me imagino habrán surgido también entre los agentes de la T.I.A, perdón C.I.A, que al parecer han interceptado nada menos que 61 millones de llamadas españolas en un mes.

Y entre las conversaciones más interesantes deben estar aquellas que apuntan algo así: “Cariño hoy no voy a comer. Tengo mucho lío… ¿Quedamos esta tarde princesa?”  El problema está en que como los estadounidenses se creen los dueños del mundo apenas se molestan en aprender un idioma que no sea el suyo, y claro a saber lo que han entendido.
 
Dicen que el tráfico de drogas y la estabilidad económica eran algunos de los temas que más interesaban a los espías de EE UU que nos han dedicado su tiempo. Habría que verlos intentando descubrir el mensaje secreto: “Do you hear Tom, they are speaking about a next meeting point… Yes, yes, he is going to have a businesses with the prince`s wife”.

O puede que también hayan escuchado algo como esto: “Estos cabrones se van a quedar con mi casa. Después de tantos años trabajando y ahora me veo en la calle”, traducido como “the spanish people works all their life to live in the street. Strange people” 

Sea como fuere lo cierto es que nos escuchan. En su afán por dominar el mundo gastan millones y millones para intentar averiguar de qué hablan sus vecinos, y tal vez sea que a mi – como al común de los mortales- se nos escapan los entresijos de la alta política internacional, pero la realidad es que su trabajo deja mucho que desear.

Obama se nos presentó como una gran promesa, el gran líder del cambio de un país que se ha equivocado demasiadas veces en su intento de imponerse al resto. Sin embargo, ha  acabado desvelándose como un enloquecido más de la guerra fría, la guerra de las galaxias o la invasión de los mundos, como ustedes lo quieran llamar.