jueves, 14 de noviembre de 2013

Erasmus pocos y…




¿Se acuerdan de Kojak? Yo tenía 8 años cuando la televisión emitió la segunda serie de aquel cínico y agudo policía, al que no le importaba transgredir las reglas cuando tenía que llevar a un criminal ante la justicia. Algo semejante debe haber querido hacer nuestro ministro de Educación, el señor Wert que, por cierto, también es calvo, aunque de momento no se le conoce afición por los chupetes.

Al representante nacional le supo a poco el rapapolvo que se llevó la semana pasada a raíz de su frustrado intento de suprimir las becas Erasmus. Como bien saben los jóvenes de este país, que rápidamente se movilizaron, la fuerte presión popular, realizada incluso desde la formación política que lo aupó al poder, le obligó a rectificar.

No obstante, como si de un niño pequeño de chupete se tratase, el señor ministro intentó unos días después justificar sus pretensiones, y para hacerlo recurrió  a la mentira, implicando nada menos que a la Unión Europea donde, claro está, no tardaron en desmentir sus afirmaciones, calificándolas de “basura”.

Y es que en verdad no son otra cosa: basura, con la que una vez más los gobernantes españoles se pasan de listos y tratan de tonto al pueblo cuyos intereses deberían defender. Dijo Wert que Europa iba a bajar las becas en 2014, cuando resulta que lo que hará será incrementarlas en más de un 4 por ciento.

Está claro y, pese a quien le pese o aunque resulte grosero, el ministro se revuelca en la porquería, aunque desgraciadamente, no se trata de un caso aislado. La única diferencia entre este desprecio a la inteligencia popular y el que practican otros políticos que, por ejemplo, se atreven a vender como exitosa la evolución del paro, cuando cada vez son más las familias al borde del abismo, es que el titular de Educación ha trascendido fronteras, como también le ha pasado al arzobispo de Granada.

El miembro de la Iglesia española ha hecho suyo un libro escrito por una periodista italiana, que ha dado mucho que hablar estos días, pues se titula “Cásate y se sumisa”. Ahí es nada el consejo que se  traslada a las mujeres de este país, donde cada vez es más evidente que hemos perdido el norte y hasta la brújula.

Ministros que se defienden con mentiras, arzobispos que se atreven a hacer doctrina de lo que no saben y pretenden devolvernos a tiempos prehistóricos, sobresueldos en negro y contabilidades b, reyes y princesas metidos a delincuentes… ¿Alguien da más? Desde luego vivimos en un país cuando menos asombroso y cuando más, bastante lastimoso.

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