¿Se
acuerdan de Kojak? Yo tenía 8 años cuando la televisión emitió la segunda serie
de aquel cínico y agudo policía, al que no le importaba transgredir las reglas
cuando tenía que llevar a un criminal ante la justicia. Algo semejante debe
haber querido hacer nuestro ministro de Educación, el señor Wert que, por
cierto, también es calvo, aunque de momento no se le conoce afición por los
chupetes.
Al
representante nacional le supo a poco el rapapolvo que se llevó la semana
pasada a raíz de su frustrado intento de suprimir las becas Erasmus. Como bien
saben los jóvenes de este país, que rápidamente se movilizaron, la fuerte
presión popular, realizada incluso desde la formación política que lo aupó al
poder, le obligó a rectificar.
No
obstante, como si de un niño pequeño de chupete se tratase, el señor ministro
intentó unos días después justificar sus pretensiones, y para hacerlo
recurrió a la mentira, implicando nada
menos que a la Unión Europea donde, claro está, no tardaron en desmentir sus
afirmaciones, calificándolas de “basura”.
Y
es que en verdad no son otra cosa: basura, con la que una vez más los
gobernantes españoles se pasan de listos y tratan de tonto al pueblo cuyos
intereses deberían defender. Dijo Wert que Europa iba a bajar las becas en
2014, cuando resulta que lo que hará será incrementarlas en más de un 4 por
ciento.
Está
claro y, pese a quien le pese o aunque resulte grosero, el ministro se revuelca
en la porquería, aunque desgraciadamente, no se trata de un caso aislado. La
única diferencia entre este desprecio a la inteligencia popular y el que
practican otros políticos que, por ejemplo, se atreven a vender como exitosa la
evolución del paro, cuando cada vez son más las familias al borde del abismo,
es que el titular de Educación ha trascendido fronteras, como también le ha
pasado al arzobispo de Granada.
El
miembro de la Iglesia española ha hecho suyo un libro escrito por una
periodista italiana, que ha dado mucho que hablar estos días, pues se titula
“Cásate y se sumisa”. Ahí es nada el consejo que se traslada a las mujeres de este país, donde
cada vez es más evidente que hemos perdido el norte y hasta la brújula.
Ministros
que se defienden con mentiras, arzobispos que se atreven a hacer doctrina de lo
que no saben y pretenden devolvernos a tiempos prehistóricos, sobresueldos en
negro y contabilidades b, reyes y princesas metidos a delincuentes… ¿Alguien da
más? Desde luego vivimos en un país cuando menos asombroso y cuando más,
bastante lastimoso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario