El
superintendente Vicente, el profesor Saturnino Bacteria, la secretaria Ofelia
y, por supuesto, Mortadelo y Filemón. Todos se han puesto manos a la obra para
esclarecer el espionaje al que estamos sometidos por parte de Estados Unidos,
aunque puede que esta historieta no resulte tan desternillante como las que
ideaba el genial Ibáñez, o tal vez sí.
Me
encantaban los comics, colorines como decíamos en mi pueblo, con los que nos
pasábamos tardes enteras. Primero leyendo y riendo, y luego comentando y
volviendo a reír. Risas y más risas que se prolongaban durante días y surgían
en cualquier momento cuando recordábamos alguno de los percances que sufrían
los personajes.
Caídas
desde grandes alturas, explosiones o aplastamientos por todo tipo de objetos
pesados, pero sobre todo las caras que se les quedaban a los agentes secretos
hacían brotar nuestras carcajadas, que me imagino habrán surgido también entre
los agentes de la T.I.A, perdón C.I.A, que al parecer han interceptado nada
menos que 61 millones de llamadas españolas en un mes.
Y
entre las conversaciones más interesantes deben estar aquellas que apuntan algo
así: “Cariño hoy no voy a comer. Tengo mucho lío… ¿Quedamos esta tarde
princesa?” El problema está en que como
los estadounidenses se creen los dueños del mundo apenas se molestan en
aprender un idioma que no sea el suyo, y claro a saber lo que han entendido.
Dicen
que el tráfico de drogas y la estabilidad económica eran algunos de los temas
que más interesaban a los espías de EE UU que nos han dedicado su tiempo. Habría que verlos
intentando descubrir el mensaje secreto: “Do you hear Tom, they are speaking
about a next meeting point… Yes, yes, he is going to have a businesses with the
prince`s wife”.
O
puede que también hayan escuchado algo como esto: “Estos cabrones se van a
quedar con mi casa. Después de tantos años trabajando y ahora me veo en la
calle”, traducido como “the spanish people works all their life to live in the
street. Strange people”
Sea
como fuere lo cierto es que nos escuchan. En su afán por dominar el mundo
gastan millones y millones para intentar averiguar de qué hablan sus vecinos, y
tal vez sea que a mi – como al común de los mortales- se nos escapan los
entresijos de la alta política internacional, pero la realidad es que su
trabajo deja mucho que desear.
Obama
se nos presentó como una gran promesa, el gran líder del cambio de un país que
se ha equivocado demasiadas veces en su intento de imponerse al resto. Sin
embargo, ha acabado desvelándose como un
enloquecido más de la guerra fría, la guerra de las galaxias o la invasión de
los mundos, como ustedes lo quieran llamar.
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