jueves, 20 de febrero de 2014

Don erre que erre



Tenía sólo tres años y medio, pero ya quería decidir sobre todo lo que me rodeaba, así que cuando ella me puso el pantalón de peto a cuadros zapateé, grité y lloré hasta que conseguí quitármelo. ¿Pero por qué no quieres vestirte? Preguntó mi madre mientras yo me negaba a ponerme la ropa.

“Quiero el traje amarillo”, balbuceé. Eso no puede ser, me dijo ella y yo volví a zapatear, gritar y llorar. Entonces me sentó en sus rodillas e intentó tranquilizarme: “No ves que es pequeño”, me explicó. ¿Por qué? ¿por qué se ha hecho pequeño? Insistí. “Porque tú te haces grande”, me respondió.

Encantada con tal descubrimiento, dejé que me vistiera y corrí a la calle; tenía que contárselo a todo el mundo: ¡Yo me hacía grande! Y el tiempo me enseñaría, además, que  diálogo y acuerdos son siempre la mejor opción. Cuando crecemos ganamos en capacidad de raciocinio, que debería dominar a todo político y, pese a todo, abundan los ejemplos en los que la razón se subordina; la voluntad popular se relega, y los oídos se vuelven sordos.

Poco importan las protestas contra los sondeos petrolíferos en Canarias; de nada sirven las advertencias sobre los daños medioambientales, ni la voluntad de una consulta popular expresada por el Gobierno regional, el ministro Soria, al que también podríamos llamar don erre que erre – salvando las diferencias con aquel entrañable actor y divertido personaje -, acaba de anunciar que las prospecciones comenzarán entre junio y septiembre.

Soria ha recordado que los expertos cifran en unos 140.000 barriles diarios durante veinte años la cantidad estimada que podría extraerse a unos 60 kilómetros de las Islas; se olvida, por el contrario, de que el turismo, nuestra principal industria, podría verse afectado por la presencia de plataformas, buques petroleros y otras circunstancias.

Se olvida igualmente de que existen otras posibilidades de desarrollo que no contravienen a la mayor y más importante fuente de ingresos del Archipiélago. Claro que ya lo apuntó otro miembro del PP, de cuyo nombre mejor no acordarse, pues sin pudor aseguró en el Parlamento, que es una “fantasía irrealizable” abastecer a Canarias con energías renovables.

¿Y qué otra cosa podríamos esperar de quienes se niegan a ver el sol, escuchar el viento o bañarse en el mar? o, lo que es aún más sangrante, ¿qué esperar de los que castigan el paupérrimo bolsillo del ciudadano con subidas y subidas del precio de la luz? No, no todos crecemos igual. Definitivamente hay gente que de manera egoísta e irracional sigue empeñada en ponerse aquel traje amarillo, que ya no nos vale.

jueves, 13 de febrero de 2014

Machangos





¡Está niña no sabe sino pintar machangos! Exclamaba mi madre, pues nunca se me dio bien el dibujo, así que cuando cogía los creyones lo más que me gustaba era hacer machangos. Sí, sí de esos que sólo necesitan un trazo fino a modo de cuerpo, otro cruzado que simula los brazos y dos más para las piernas; luego le añades un círculo que será la cabeza y listo.

Anoche los vi también en el Carnaval. Carnaval, carnaval, carnaval te quiero, lala la, lalala lala lala… Uf que se me va la cabeza con la fiesta y el buen sabor de boca que me dejó la murga los Zeta Zetas y sus monigotes. A lo que iba: yo dibujaba machangos de  colores, casi como si fuera una premonición de lo que me encontraría en la vida laboral, y es que yo, aunque soy periodista, llevo muchos años trabajando con políticos ¿saben?

A ver, no quiero insultar a nadie y mucho menos de manera gratuita, pero no me negarán que hay algunos que… La verdad es que si lo pienso un poco aquello de la diversidad de colores era muy acertado, pero si tuviera que escoger un solo matiz hoy escogería el azul y la representación en el Congreso de los Diputados de España y ¡Olé!

De súper coco Montoro ya hemos hablado en el Recortable, pero es que ¿se han fijado ustedes en lo pintoresco de otros muchos de sus compañeros? La verdad es que entre sus señorías hay mucho, pero mucho personaje, vean sino a Gallardón ¿No les recuerda a Chucky, el muñeco diabólico?

Estoy convencida de que para una gran mayoría de mujeres, a las que desprecia y trata como seres inferiores, el ministro de Justicia nombrado por el PP es mucho peor que aquel personaje de terror. Y no menos pintoresco es, no se me olvida, el responsable de Cultura, que ha logrado la mayor unidad nacional jamás vista, pero en su contra. Su calva cabeza sí que la podríamos representar bien con uno de aquellos círculos que yo hacía de pequeña.

Y si aludo a la cerdita Peggy seguro que sabrán con quien podemos identificarla, con perdón para

la muñeca, pero es que a veces da pena pensar quién nos representa. ¿No? ¿Cómo creen que mejorará la imagen exterior de esta nación, famosa por la paella y el flamenco, cuando se escuchan cosas como aquella famosa invitación  a a relaxing cup of café con leche o esas “s” aspiradas, que no se sabe si son “s”, “c”, “ch”  o “z” en boca del presidente?

Triste país de pantomima como ya nos han calificado quienes desconocen que tras  todas y todos estos machangos o toletes, que también decimos los canarios, hay mucha gente trabajadora, que lucha por hacerse un hueco en la vida; gente que hace de tripas corazón y que día a día se enfrenta a una cruda realidad, en la que sólo les toca pagar el pato.

jueves, 6 de febrero de 2014

Coca cola del paro




Siempre me gustó más la Pepsi y hasta hubo un tiempo en el que mi favorito era la Mirinda… Llevaba una falda de pana marrón, con un peto en el que destacaba un gran girasol  amarillo. Era mi primera boda y bebí cuanto pude. Escondida bajo una mesa con mi tío Javi, tan sólo dos años mayor que yo, acabamos con todos los refrescos de la fiesta.

Luego llegaron las modas, los anuncios… y la chispa de la vida se impuso, pese a que no han sido pocos los nutricionistas que han advertido de los efectos nocivos para la salud. El ser humano, sin embargo, siempre se ha dejado tentar por el pecado. El riesgo nos llena de adrenalina y gozamos aunque conozcamos los daños.

Además, la bebida negra y gaseosa nunca ha estado prohibida, así que nos dimos todos a la lujuria de las burbujas hasta que esta semana la realidad se hizo presente y empezamos a reaccionar, pasando de aplaudir geniales publicidades y consumir como posesos a declararnos en huelga de bebida.

Los diputados del PSOE afirman que no beberán Coca-Cola mientras la empresa mantenga despidos. Pretenden forzar a la multinacional a asegurar los 1.250 puestos de trabajo amenazados en España – 50 en Canarias -, por medio de un ERE que se ha propagado en las redes sociales con frases tan ingeniosas como “coca cola del paro”.


Las pretensiones de la empresa se consideran injustificadas, pues hay beneficios, pero justificación y raciocinio han pasado de moda. Los hechos ya no tienen una verdad global, y así hay quien considera acertadas acciones y frases tan vergonzantes como el bloqueo de casi 7.000 preguntas de la oposición por parte del presidente del Senado; la fijación de un sueldo para la reina y la princesa, pagado con dinero público que no tenemos, o la exigencia de “que se calle”, lanzada nada menos que por el presidente del Gobierno al líder del PSOE.

Imprudente e inapropiada, pero la de Rajoy no es la única salida de tono semejante que en los últimos días ha protagonizado la derecha española, en la que también figura la “bien arreglada” vicepresidenta y sus denuncias ante los escraches, o María Dolores de Cospedal, que ha asegurado que “es el PP o la nada”.

¡Vaya talante democrático el de este país! No es de extrañar que nos encontremos en un momento tan efervescente como los refrescos recién abiertos. No hay más hueco para tanta palabrería. Ni recuperación ni fin de la crisis, pregunten si no a los trabajadores de la popular bebida que pronto podrían sumarse a los millones que ya sufren el paro.