¡Está
niña no sabe sino pintar machangos! Exclamaba mi madre, pues nunca se me dio
bien el dibujo, así que cuando cogía los creyones lo más que me gustaba era
hacer machangos. Sí, sí de esos que sólo necesitan un trazo fino a modo de
cuerpo, otro cruzado que simula los brazos y dos más para las piernas; luego le
añades un círculo que será la cabeza y listo.
Anoche
los vi también en el Carnaval. Carnaval,
carnaval, carnaval te quiero, lala la, lalala lala lala… Uf que se me va la
cabeza con la fiesta y el buen sabor de boca que me dejó la murga los Zeta
Zetas y sus monigotes. A lo que iba: yo dibujaba machangos de colores, casi como si fuera una premonición
de lo que me encontraría en la vida laboral, y es que yo, aunque soy
periodista, llevo muchos años trabajando con políticos ¿saben?
A
ver, no quiero insultar a nadie y mucho menos de manera gratuita, pero no me
negarán que hay algunos que… La verdad es que si lo pienso un poco aquello de
la diversidad de colores era muy acertado, pero si tuviera que escoger un solo
matiz hoy escogería el azul y la representación en el Congreso de los Diputados
de España y ¡Olé!
De
súper coco Montoro ya hemos hablado en el Recortable, pero es que ¿se han
fijado ustedes en lo pintoresco de otros muchos de sus compañeros? La verdad es
que entre sus señorías hay mucho, pero mucho personaje, vean sino a Gallardón ¿No
les recuerda a Chucky, el muñeco diabólico?
Estoy
convencida de que para una gran mayoría de mujeres, a las que desprecia y trata
como seres inferiores, el ministro de Justicia nombrado por el PP es mucho peor
que aquel personaje de terror. Y no menos pintoresco es, no se me olvida, el
responsable de Cultura, que ha logrado la mayor unidad nacional jamás vista,
pero en su contra. Su calva cabeza sí que la podríamos representar bien con uno
de aquellos círculos que yo hacía de pequeña.
Y
si aludo a la cerdita Peggy seguro que sabrán con quien podemos identificarla,
con perdón para
la muñeca, pero es que a veces da pena pensar quién nos representa. ¿No? ¿Cómo creen que mejorará la imagen exterior de esta nación, famosa por la paella y el flamenco, cuando se escuchan cosas como aquella famosa invitación a a relaxing cup of café con leche o esas “s” aspiradas, que no se sabe si son “s”, “c”, “ch” o “z” en boca del presidente?
Triste
país de pantomima como ya nos han calificado quienes desconocen que tras todas y todos estos machangos o toletes, que
también decimos los canarios, hay mucha gente trabajadora, que lucha por hacerse
un hueco en la vida; gente que hace de tripas corazón y que día a día se
enfrenta a una cruda realidad, en la que sólo les toca pagar el pato.
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