jueves, 28 de marzo de 2013

La Canarias real



El despertador sigue sonando a las seis y media, pero yo no le hago caso. Ya no tengo trabajo. Pienso en mi madre; seguro que ella sí se levantó hace rato; siempre le ha gustado aprovechar la primera luz del día ¿Pero qué voy a hacer yo? ¿Dónde ir, dónde buscar?

 

¿Y qué hará mi vecina? Ella también se quedó sin empleo hace tiempo, justo un mes después de que en la empresa de su marido hicieran un ERE y lo dejaran en la calle. Encima ellos tienen tres niños pequeños y el dueño del piso les ha dicho que ya no les espera más para cobrar el alquiler. El desahucio es inminente.

 

Cada día somos más los que nos enfrentamos a lo mismo. Otra vez me acuerdo de mi madre, a la que le resulta complicado entender este mundo y, sin embargo, gracias a su cada vez más reducida paga – ahora tiene que pagar medicamentos - aún comemos.

 

Me asomo a la ventana y veo a los chicos del barrio, tampoco ellos tienen nada que hacer y desde primera hora se reúnen en la plaza ¿De qué hablarán? ¿Cuáles serán sus horizontes? Al menos cuando yo tenía su edad teníamos claro que estudiar nos garantizaba un trabajo.

 

La semana pasada visité tres empresas y eché seis currículum – ya son más de 50 desde que empecé la búsqueda-, pero la respuesta sigue siendo la misma: “la cosa está muy mal, te tendremos en cuenta si surge algo” Creo que iré a hablar con algún político; he oído decir que se celebra el Debate del Estado de la Nacionalidad Canaria, y puede que encuentre sensibilidad.

 

Incluso leí en algún lado que alguno de ellos se ha propuesto hablar de la Canarias real, no de la oficial que dibuja el Gobierno. Claro que esto lo decía un personaje de la oposición… Mejor me quedo con las intenciones de generar optimismo esgrimidas por los gobernantes, que para algo cobran ¿no?

 

También oí que en Suiza el número de personas que vive de la política apenas supera las 150 ¿cuántos miles hay en España? Sólo en mi pueblo son  más de 50 y si sumamos los 31 municipios, el Cabildo, el Parlamento, el Gobierno regional, la delegación del Ejecutivo, organismos colaterales… Mejor no los cuento.

 

La política es necesaria, pero la hemos pervertido. Ya no se buscan profesionales, se atienden compromisos y, por supuesto, que los políticos se merecen un sueldo, pero qué tal si se ajustan las cuentas; qué tal si dejan de favorecer a los amiguitos y se valora el trabajo. Tal vez así descubran que lo han hecho y lo hacen mal, no sólo en sanidad o en educación… Tal vez así descubran la verdadera Canarias real.

jueves, 21 de marzo de 2013

La primavera


Blancas, amarillas, rojas, malvas y hasta azules como el añil y sobre un manto verde. Grandes, medianas y diminutas, muy parecidas a las margaritas y, sin embargo, distintas.

La primavera ya es una realidad en las carreteras de la Isla, cuyos márgenes aparecen como si hubieran sido plantados por una eficaz jardinera o jardinero, amante de los colores y los valores de la naturaleza.

No sé cómo se llaman estas flores y muchas veces he pensado en intereserme por sus denominaciones, pero siempre desisto de la idea, pues estoy convencida de que ningún apelativo hará justicia a tanta belleza y sensaciones – mucho menos esas palabras tan difíciles que escogen los científicos- Prefiero jugar a ponerles nombres a medida que me las encuentro y en todos reflejo mis mejores deseos.

Aspiraciones, olores e imágenes, que es posible encontrar no sólo a ras de suelo, en los límites de las cunetas, sino también sobre nuestras cabezas cuando cruzamos los túneles vegetales que forman los frondosos árboles, y que son un verdadero placer para los sentidos y para recorrer la Isla en esta época del año.

Cuando llegué a la Isla me mareaban las curvas y me fastidiaba el hecho de tardar prácticamente una hora en llegar a cualquier lugar, por pocos que fueran los kilómetros que separan un sitio de otro. Sin embargo, en cuanto te acostumbras descubres el encanto de desplazarse sin prisas o al menos con el tiempo suficiente para disfrutar del paisaje.

Desde la Villa hasta el cruce de Pajarito y desde allí hasta Laguna Grande, para luego seguir rumbo al valle del que fue un gran rey aborigen y que, sin duda, también contemplaba extasiado la fuerza de la flora con la que los habitantes de la Isla han sabido convivir en armonía.

En el camino que conduce a los que fueron dominios del sabio Hupalupo hay varios de de esos pasos bajo cúpulas de ramas y hojas que parecen trasladarnos a otro mundo. Pero no sólo aquí, sino en cualquier lugar de la vía que conduce al Sur y también en la que transcurre por el Norte es posible recrearse y respirar las bondades del clima.

Bajo los párpados y casi puedo evocar las sensasiones del viaje; parece incluso que percibo el aroma de aquella vegetación, que me hace comprender las razones por las que cada vez más turistas extranjeros y nacionales deciden pasar sus vacaciones en la Isla. Sin embargo, abro los ojos y descubro que no es tan fuerte mi imaginación: son las flores que corté durante mi última excursión y que todavía llenan de luz y vida el salón de mi casa.

Debate santo


¡En pie! Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre… El ritual se repetía todas las mañanas y marcaba el comienzo de las clases. Sobre la pizarra un crucifijo y sobre la mesa del profesor, la foto de un jefe de gobierno que no se podía cuestionar.

 

Aún era demasiado pequeña para comprender los cambios, cuando la foto individual fue sustituida por la de una pareja de reyes y pronto se suprimió también el símbolo religioso y el rezo inicial. España se declaró país laico desde hace más de tres décadas y, sin embargo, todavía hay quien rechaza que haya actividad pública durante las festividades de la iglesia.

 

El Parlamento canario ha fijado la celebración del Debate sobre el Estado de la Nacionalidad para los próximos 26 y 27 de marzo, o lo que es lo mismo, el martes y el miércoles de Semana Santa que, según algunos gobernantes y expertos en temas de gobierno, además de otros tantos generadores de opinión, no es el mejor momento.

 

Los argumentos en contra apuntan hacia una clara intención de ocultar, pasar desapercibido o evitar críticas en unos momentos en los que son pocas las victorias que se pueden contar. Entienden que  esos días la población estará más distraída con la celebración cristiana que conmemora la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús o, en su defecto, con las correspondientes vacaciones.

 

Se olvidan, sin embargo, de que pocos son los que a estas alturas de la crisis pueden permitirse vacaciones y menos aún los que siguen la actividad del Parlamento de Canarias, ni siquiera en “período laboral”. Y se olvidan también de que todos los parlamentarios, que se sientan en mullidos sillones y se mueven por pasillos y despachos de señoriales edificios, son unos privilegiados que mantienen copiosos sueldos, pagados por todos y cada uno de los ciudadanos.

 

Lo mínimo que se puede pedir a nuestros trabajadores, es decir a todas las personas que se dedican al interés general, es que se ganen su salario, con más razón dada la realidad actual. Incluso habría que exigirles esa mayor productividad, que tanto se ha puesto de moda: hacer más con menos.

 

Negar la posibilidad de un debate público en una época vacacional que más tiene que ver con la fe que con el merecido descanso de un país aconfesional, resulta, cuando menos ilógico, y sólo facilita las vacaciones de aquellos que en lugar de relajarse, lo que tienen que hacer es trabajar más y mejor  - en Semana Santa, en agosto, todos los meses y todos los días - , con exámenes no sólo cada 4 años, sino de manera habitual, para que crezca la participación y podamos avanzar.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Aquellos maravillosos años!!!

Recuerdo los días en que entraba a trabajar a las 11:00 de la mañana y no volvía a casa hasta pasadas las 02:30 horas, después de recoger la copia del periódico que se vendería la mañana siguiente. Eran días en los que aún recogíamos por teletipo las noticias de economía y la información para la página de la bolsa, días difíciles, pero mucho más felices que los actuales. Han pasado ya 23 años. AÑORANZA!!!

jueves, 14 de marzo de 2013

El oro negro






Los domingos por la mañana nos despertábamos con el repicar de las campanas. Mi madre nos daba un baño; nos vestía, y nos mandaba a misa. Almorzábamos todos juntos y, por la tarde, con la misma falda escocesa y los calcetines blancos hasta la rodilla, mi hermana y yo nos íbamos al cine.


 


La entrada costaba 25 pesetas y siempre llevábamos un duro más, con el que yo me compraba un bombón de chocolate y ella un paquete de conguitos. Claro que eso no era siempre, porque a veces no había ni para ese pequeño gasto.


 


Han pasado más de 30 años de aquella rutina, en la que sí era verdad lo que ahora tanto le gusta repetir a nuestros gobernantes: “¿de dónde, si no hay dinero?”, te contestan para negar el empleo o la ayuda, y yo, que antes creía, porque veía  lucha y sacrificio, hoy no les creo nada.


 


Es cierto que la crisis golpea con fuerza, pero mucho más fuerte  nos ha tocado la mala gestión y el desinterés por todo lo que no sea propio o, lo que es lo mismo, el egoísmo de un sistema que pretende mantenerse menguando sólo las bases, cuando todo el que tiene algo de lógica entiende que cualquier edificación que se descalce acaba derrumbándose.


 


No hay dinero y se merman las plantillas, se reducen los salarios, se proponen minijobs – en realidad minisueldos - y se alaba la emprendeduría, entre otras  “brillantes” medidas que acaban con los derechos de los trabajadores, mientras se mantienen gobiernos llenos de jugosos sueldos  y “personas ejemplares”, que además reciben dietas muy superiores al salario de cualquier ciudadano de a pie.


 


Claro que también había ricos y pobres cuando yo era chica, y así nos iba. Pero sucedió después que llegó la bonanza y surgieron muchas oportunidades que a todos beneficiaron, sobre todo a los dirigentes, cuyas asignaciones subieron como la espuma y todavía se sostienen a base de negar la posibilidad al que menos tiene.


 


Embriagados por el dinero fácil, han dejado pasar el tiempo sin apenas pensar en el futuro y llegamos así al momento actual, en el que, pese a presumir de ser una tierra de sol y playa, se olvida la potencia del astro rey, se relega la fuerza del viento y se obvia la posibilidad del mar.


 


Se apuesta en cambio por el oro negro que supuestamente se esconde bajo el océano, y que esta semana ha vuelto a manar a raudales en el Parlamento canario, como también mana en bolsillos, cuentas corrientes y  mansiones de quienes, aquí y en todo el territorio nacional, desaprovecharon y desaprovechan la oportunidad de planificar un desarrollo sostenible.

jueves, 7 de marzo de 2013

Cinco millones y subiendo



No recuerdo ningún día en que mi padre o mi madre no tuvieran trabajo. Más bien al contrario pues, aunque tampoco abundaban las oportunidades, siempre cabía alguna alternativa. Incluso hubo un tiempo en que él salía de noche a pescar para de día vender lo pescado, pero aquella era otra época, años en los que el esfuerzo siempre daba frutos y hoy nada es igual.

España ha evolucionado. Nuevas leyes regulan el mercado laboral y, al menos en teoría, garantizan el derecho al empleo. Llegamos así a las últimas reformas del Partido Popular, que ascendió al poder enarbolando la bandera de la lucha contra el paro, y con el que, según los últimos datos del Inem, ya hemos superado los cinco millones de desempleados.

No hay que olvidar, además, que el Inem sólo contabiliza las personas paradas inscritas en el servicio público, pero existen otros datos que suman a todos los que en edad laboral no encuentran trabajo, estén o no inscritos en los registros oficiales. El desempleo supera entonces los 6 millones.

Los hechos son tozudos y, con paraguas como la crisis internacional o interpretaciones tan estúpidas como que ha empezado a frenarse el crecimiento del paro, resulta imposible guarecerse de temporales como los que nos azotan y que nada tiene que ver con la borrasca que acabamos de pasar.  El transcurso de los meses evidencia el alza de lo que se ha convertido en la mayor tragedia para España desde los tiempos de la posguerra.

El hambre y las penurias nos acechan y amenazan con volver. Ya son muchas las regiones, entre ellas Canarias, en las que los parados se sitúan en torno al  30% de la población activa, y cerca de la mitad no cobra ningún tipo de prestación.

Es evidente que la “flexibilidad” o el abaratamiento del despido no han sido, son ni serán soluciones. Si para algo han servido las últimas modificaciones ha sido para aumentar las cifras de personas sin ocupación y, lo que es peor, de trabajadores y trabajadoras a quienes se ha dejado sin horizonte.

Sirva como ejemplo la gran preocupación por la juventud, que deriva en próximos incentivos a la contratación como es la bonificación del 100% de la Seguridad Social para las empresas que contraten a menores de 30 años.  

 

Lo anunció Rajoy en el último debate del estado de la nación y mucho me temo que pueda tener el mismo efecto que sus anteriores medidas, es decir, más despidos, que se añadirán a todos esas otras personas que ya no tienen como mantener a sus familias, tal y como sí pudieron hacer mis padres toda su vida.