lunes, 28 de enero de 2013

Una ciudad llena de vida!!!!


 ¡Quién me iba a decir entonces que este pueblo también gobernaría mi destino!
 





BERLIN
BERLIN 
BERLIN !!!

Ya no me junto



Cuando era niña vivía en torno a una plaza pequeña que me parecía grande. No era consciente del verdadero tamaño del espacio en el que jugaba con todos mis compañeros, todas las tardes y todas las mañanas que no tenía clase.

Mi mundo era mi barrio y mis amigos iban y venían, aunque éramos siempre los mismos. “Ya no me junto”, le contestaba a mi madre cuando me preguntaba por qué Evita no venía a merendar esa tarde.

Mi madre, como todas las madres, conocía bien a su hija y sabía que aquella enemistad no duraría mucho, porque entre todos los niños de la plaza Eva era mi mejor amiga y, aunque pasáramos días, más bien horas, sin hablarnos, siempre acabábamos de nuevo juntas.

La prensa de estos días me ha devuelto a aquellos años. “Ya no me junto”, advirtió uno de nuestros políticos al socio del pacto que lo llevó al gobierno, y seguramente no fue una frase tan inocente como la de hace treinta y tantos, pero sí igual de infantil y mucho más criticable.

En este archipiélago hay amigos que siempre tienden a juntarse, aunque pasen algún tiempo separados. Tenemos que ser conscientes de ello, pero ya estamos  creciditos para berrinches y, sobre todo, no es tiempo de pataletas.

Cuando el desempleo crece y crece; 4 de cada 10 parados no cobra prestación y, en general, se reduce la calidad de vida, hay ocupaciones más importantes que el “tú me dijiste”, “este sitio es mío” o “si no me das chicle me enfado”. Se impone la optimización del dinero público y un mejor reparto de los presupuestos.

Que el entendimiento no es fácil nadie lo duda. Y que la cosa está difícil lo sabemos, pero precisamente por eso no se entiende que quienes gestionan lo público sigan anteponiendo el interés particular o pensando en escoger amigos como hacían en tiempos de felicidad y abundancia.

Más que romper alianzas, hay que apostar por la unidad y empujar todos en la misma dirección. Suena tópico y utópico, pero es la única  fórmula para recuperar no sólo la economía, sino también la confianza ciudadana.

Si persisten los incumplimientos y los partidismos, la actual clase política y la sociedad que conocemos están avocadas a ser sólo un recuerdo igual que aquella plaza, a la que tuve que volver de mayor, después de haber visto otras muchas plazas, para darme cuenta de lo chica que era.

“Anda, dile a Eva que venga por su bocadillo”, me decía mi madre, Yo tardaba un rato, pero finalmente la llamaba y juntas volvíamos a reír mientras comíamos pan con mantequilla.

jueves, 24 de enero de 2013

Las gallinas “bárcenas" cacarean



Sucedió un día de invierno; mi madre le decía a mi padre que estaría bien hacer un buen caldo, y mi hermana no lo pensó dos veces. Se fue al traspatio; cogió por el cuello la gallina más grande que encontró y empezó a darle vueltas. Sobresaltados por el cacareo, corrimos hacia el corral.

Ella quería complacer a mamá, pero era pequeña y no tenía mucha fuerza, así que el pobre animal se desgañitaba pidiendo auxilio “¿Pero dónde has visto tú hacer esto?” preguntó mi madre, mientras acababa con aquel tormento. ¡Lástima que no resulte tan fácil terminar con el que sufrimos los españoles!

No es que quiera yo hacer sopa con ningún político - no habría quien se tragara ese guiso, ni soy partidaria de la violencia -, pero hay muchos que mejor se quiten del medio. Intereses personales siempre ha habido, son parte de nuestra condición humana, pero la realidad en este país ha superado todo límite.



Los 22 millones de euros que Bárcenas llegó a tener en cuentas suizas, sin que se sepa muy bien cómo; los sobresueldos en sobres con los que se paga a dirigentes del PP y, por situarnos en terreno más regional, el “estudio- reducción” del descuento en viajes a los residentes es mucho más que ruido.

Luego salen con intenciones de pactar los grandes temas por y para el bien de Canarias ¿Pero qué bien, cuando sólo están causando males? Y habrá quien diga que aquí se están mezclando muchos asuntos, pero en el fondo se trata de uno sólo: la sinvergonzonería que han alcanzado los políticos.

Lamentablemente, el problema no es exclusivo de ninguna formación. En ninguna falta dios y en todas cuecen habas, aunque las hay más dañinas que otras; hay las que son criminalizadas a la primera y quienes siempre encuentran otro culpable. Los que son disciplinados y los que se dedican a machacarse unos a otros, además de los que están en medio para aprovechar de los dos lados.
                                                                                         
“No me consta” no es una explicación, como tampoco lo son los anuncios de auditorías internas y externas pues, aunque es bien cierto que tienen que hacérselo mirar – parecen convencidos de que lo están haciendo bien -, lo que en verdad  hace falta es que afronten la realidad con más honestidad, sin intentar arrimar el ascua a su sardina y, sobre todo, sin querer engañar a nadie.

Dedicado a todos los que acusan a los demás de cacarear, sin querer darse cuenta que ellos también cacarean: tomen ejemplo de la niña que quiso ayudar a su familia con aquella gallina, pongan más empeño e intenten hacerlo mejor para que todos salgamos adelante. Si no lo consiguen por lo menos nos quedará la esperanza de que se destruyan unos a otros y podamos librarnos de ustedes.

Correos anonimus


Hasta en eso son distintos los políticos. Parecen o dicen ser como el resto de los mortales, pero en verdad no lo son o han dejado de serlo.

Nacieron y se morirán como todos, es verdad, pero al entrar en política la gran mayoría parece olvidarse de ello. Sólo ese olvido explica determinados procedimientos y el olvido, ya se sabe, es una enfermedad muy peligrosa.

A mi abuela un día se le olvido quién era y quiénes eran sus hijos. Ella decidió alejarse de este mundo cuando murió mi abuelo y entonces le diagnosticaron Alzheimer, pero esa es otra historia, que solo tiene en común con esta lo peligroso que resulta el olvido.

Poco a poco mi abuela se fue aislando y ya no está con nosotros, que desgraciadamente la perdimos, pero tenemos que seguir soportando a políticos que se olvidaron de ser personas.

Y es así que se deja sin atención médica a miles de enfermos, se eliminan las opciones de estudios a buena parte de la sociedad o simplemente se acude a un encuentro convocado por un correo electrónico anónimo.

El común de los mortales ni siquiera abriría un correo anónimo, pero ellos ya no son como el común de los mortales, aunque en su defensa aleguen serlo.

El diputado del PP Santiago Cervera acudió a recoger, según su versión, un sobre con "documentación de relevancia judicial" sobre asuntos relativos a Caja Navarra que le había ofrecido un correo anónimo.

Sin embargo, en el lugar de la cita – bastante despoblado, por cierto - se encontró a la Guardia Civil esperándole, ya que ese era también el lugar en el que otro anónimo había exigido al presidente de la entidad financiera que depositara un sobre con 25.000 euros para no hacer pública cierta información comprometida.

Santiago Cervera, que ha sido concejal, consejero del Gobierno de Navarra, senador y diputado, e incluso se habló de él como candidato a entrar en el Gobierno de Mariano Rajoy, como ministro de Sanidad, fue
detenido y dimitió 24 horas después.

En sus explicaciones argumenta que deja el cargo público para poder defenderse ante la jurisdicción ordinaria y ser juzgado como un ciudadano más – ya hemos dicho que los políticos dejan de serlo en cuanto se convierten -, además de no perjudicar al PP, pues se dice “una víctima”.

Señor Cervera y señores políticos todos, más les valdría dejar de tomarnos por tontos y tener siempre presente el sabio refranero que tanto le gustaba a mi abuela, y en el que hay frases tan clarificadoras como la que dice que “con las glorias se olvidan las memorias”, pero también advertencias como  que “al desagradecido, desprecio y olvido”.

martes, 22 de enero de 2013

Más Brasil

Que maravilloso viaje!!!!








 

Un país para reir, soñar y vivir





El mejor clima del mundo, o no



Mis amigos llegaron con mucha ilusión. Venían de la fría Europa y tenían ganas de sol y playa, pero su gozo en un pozo. Después de uno de los inviernos más secos que se recuerdan, diluvió o tal vez no tanto, pero lo que es seguro es que no pudieron disfrutar de los prometidos baños en el océano.

Hizo calor, pero era pegajoso. Nada que ver con las imágenes y los eslóganes del paraíso y la tierra afortunada. Así que los europeos se dieron algún que otro chapuzón en la piscina – que no estaba el mar para bromas – y rastrearon sin mucha satisfacción entre las escasas pistas culturales de mi tierra.

No sé si Canarias tiene el mejor clima del mundo – nunca me atrevería a tal afirmación -, pero de lo que sí estoy convencida es de que tenemos uno de los mayores ombligos del planeta Tierra.

World Travel Market, una feria obligada para el sector turístico. Se celebra cada año en Londres y, como no puede ser de otro modo, allí está nuestro archipiélago, que una vez más pretende promocionar las bondades climatológicas.

Eso sí, este año hay una novedad: Gran Canaria optó por el pabellón de Tourespaña y, contando con el beneplácito presencial del ministro de Turismo, se alejó del paraguas regional. En consecuencia, y no sin razón, se acusa de partidismo al representante nacional – nuestro canario en el Gobierno estatal  – o se recuerda que hace años en el stand de Tenerife aparecían fotos de Gran Canaria y de Fuerteventura.

Son variados los argumentos para justificar el feo, innecesario y peligroso desplante, pero hay que reconocer que al menos en la isla de enfrente, esa a la que queremos quitarle el gran, existe una idea diferente, y puede que hasta acertada, para atraer visitantes.

Gran Canaria se muestra como un destino atractivo para los deportistas, con añadidos valorados por quienes quieren mejorar su estado físico. Hasta presenta como reclamo a estrellas del fútbol profesional, eclipsadas eso sí por la justa sentencia del TC sobre el matrimonio homosexual y las elecciones de EE UU.

Ya es hora de reconocer en conciencia plena que el mundo es grande y diverso; hacen falta propuestas más imaginativas que el anuncio de plan de crecimiento y empleo para relanzar competitividad y generar trabajo, del que también habría mucho que decir, por no hablar de adonde van los dineros que genera el turismo.

Canarias es un espacio singular, sí, pero singulares somos todas y cada una de las personas, aunque de poco nos sirve si no nos cultivamos y capacitamos para afrontar este mundo cada vez más competitivo.