jueves, 29 de mayo de 2014

Ínfulas de grandeza



“Bájate de ahí que te vas a caer”. Jajaja “Mira que te harás daño” Jajaja “Te caerás”. Jajaja. No me importaba lo que mi madre me decía; no la escuchaba, no la creía. “Imposible – pensaba para mis adentros – no ves que bien camino” y acabé por pagar mis ínfulas de grandeza.

Apenas habían pasado cinco minutos desde la última advertencia cuando se me deslizó el pie y acabé en el suelo. “Mis leotardos nuevos”, acerté a balbucear haciéndome la valiente cuando vi la sangre brotar por el agujero que me acababa de hacer en aquellas medias azules que tanto me gustaban.

Ella no dijo nada; me recogió y me cuidó, confiando en que hubiera aprendido la lección, pero por aquel entonces yo era casi tan testaruda e ignorante como lo son ahora los representantes del Partido Popular, que no muestran ningún rubor tras el batacazo sufrido en las elecciones europeas.

Eufórico se mostró José Manuel Soria la noche de los comicios, en los que sólo tenía ojos para verse vencedor, sin sopesar los miles de votos perdidos. “Bueno, era sólo la alegría del momento”, podría argumentar algún confiado, pero es que lejos de decrecer la arrogancia popular aumenta con el paso de los días.

La actitud del ministro que se olvido de Canarias no es un caso aislado. Más bien es un proceder generalizado entre la derecha española, a la que poco parece importarle lo que sufren y advierten los ciudadanos. Sólo así se explican las últimas declaraciones del secretario del PP canario, Asier Antona, y el presidente en Tenerife, Manuel Domínguez.

Lejos de anunciar cambios, renovaciones o búsquedas de sintonía, los miembros del PP tinerfeño han asegurado que su partido ha entendido el mensaje de los ciudadanos, pero no cambiará las políticas. ¿Cómo se les quedó el cuerpo? Insisten en que las políticas de ajuste del Gobierno de Rajoy son necesarias para llevar al país a la recuperación económica.

Al parecer no les importan las víctimas que se están quedando por el camino y, por si fuera poca la soberbia, esta misma semana el Partido Popular ha defendido en el Congreso las prospecciones petrolíferas en las aguas españolas. ¿Total, qué son para ellos las miles de personas que rechazan el petróleo, los gobiernos a los que se resta legitimidad o los expertos que demuestran los peligros y apuntan la necesidad de implantar energías limpias?

La única pena de tanto oído sordo es que no sean más las personas que acudan a manifestarse y expresar en las urnas el rechazo a una forma de gobernar que ya no vale ni conduce a ningún progreso.

viernes, 23 de mayo de 2014

Llegó la hora




Poco importaba lo mucho que había estudiado. Cuando llegaba la hora del examen siempre me ponía nerviosa. Mi madre intentaba darme ánimos. Ella siempre ha confiado en mí y por aquel entonces me veía pasar horas y horas pegada a los libros; incluso me animaba a abandonar la tarea por un rato y despejar la mente, para luego volver con más energía.

Yo seguía su consejo y acertaba. Había que parar un momento y dar tiempo a la cabeza. Reflexionar y luego actuar, igual que debemos hacer el próximo fin de semana. Llegó la hora y no podemos quedarnos en casa. No deberíamos renunciar a un derecho que nos ha costado siglos enteros de lucha. No dejemos que decidan por nosotros.
 
¿Por qué crees que se negaba el derecho al voto a grupos enteros de población, a los pobres, a los obreros, a las mujeres…? ¿Acaso queremos volver al pasado? Al votar mostramos que existimos y queremos que cuenten con nosotros; el voto es el fundamento de la democracia, que sin ser un sistema de organización social ideal, sin duda es el menos malo.

El silencio no transmite ningún mensaje a los políticos, simplemente les deja mayor libertad y siempre, de una manera u otra, nos veremos afectados. Aunque no lo parezca, el voto tiene mucha utilidad. Con una simple papeleta podemos decir sí queremos una Europa más unida y solidaria o una comunidad más fragmentada y gobernada por y para los poderosos.

Es verdad que a simple vista todos los partidos políticos podrían parecernos lo mismo. Y es verdad que muchos representantes sólo se acuerdan de sus electores cuando llega la cita con las urnas, pero debemos ir más allá. Son muchas las razones para no aislarse. Todo lo contrario. Cuanto peor lo hagan más debemos involucrarnos y gritar que así no.

No son válidas las falsas disculpas seis días después de haber evidenciado una actitud machista; no son creíbles los mensajes de optimismo cuando se recortan servicios públicos y se suprimen derechos de los trabajadores, y no son confiables quienes siguen apoyándose en la herencia recibida e intentan justificar los incumplimientos electorales.

“Ya está bien por hoy”, me decía mi madre que acababa de entrar a mi habitación y apagar la luz para que apartara los apuntes y me durmiera, dejando tiempo a la mente para que procesara la información. Pero sólo durante los primeros años de vida, cuando no somos capaces de valorar todos los riegos, podemos dejar que otros tomen decisiones.

Alcanzada la edad adulta no podemos dejar que otros decidan por nosotros ni el próximo domingo, ni ningún otro día de ningún año.

jueves, 15 de mayo de 2014

La papa caliente




“¡Mamá, hay polos!”. Mi hermano entraba a la cocina chupando un trozo de hielo que acababa de recoger del suelo del patio. Apenas tenía 3 años y era la primera vez que veía el granizo. Granadilla es un pueblo frío en invierno, pero aquella tormenta se salió de lo habitual.



Las llamadas de atención que esta semana nos han lanzado los investigadores de la Agencia Espacial Estadounidense y la Universidad de California me han recordado aquellos tiempos. Entonces yo no había oído hablar del cambio climático, pero el día en que un niño pequeño creyó que caían helados del cielo bien podía estar asistiendo al efecto de un fenómeno del que ahora tampoco queremos tomar consciencia.



Hoy no falta la información, pero miramos para otro lado. Los unos preocupados por miserias cotidianas y los otros, los que gobiernan – incluso EEUU que nunca ha firmado el protocolo de Kioto pero se proclama salvador - , jugando a la papa caliente. La crisis ha apantallado el resto de los asuntos; es lo único que preocupa, pero poco o nada quedará por lo que preocuparse si se confirman las predicciones.



La NASA ha anticipado el "lento pero imparable colapso" de la placa de hielo antártica y la consiguiente subida notable del nivel de los océanos. El calentamiento global y el agujero de ozono son las principales causas.



Los glaciares occidentales del continente se están derritiendo y lo hacen más rápido de lo esperado, por lo que la desaparición de la Antártida es irreversible.  Los estudiosos han constatado en los últimos días que liberan cada año en el océano casi la misma cantidad de hielo que toda la capa de hielo de Groenlandia.



La conclusión es clara y contundente, el derretimiento es mucho mayor de lo esperado por la comunidad científica y, por tanto, los cálculos precedentes que indicaban que el proceso duraría siglos son erróneos.  En la Antártida la temperatura media anual ha subido 2,8 grados centígrados en el último medio siglo, lo que significa que su calentamiento es, comparable al que sufre el Ártico.



Los dos polos se derriten y en este caso la equivocación es mucho mayor y puede causar mucho más daño que la que tuvo aquel muchachito que sólo levantaba un par de palmos del suelo y que, ansioso por descubrir, salió a la intemperie del patio.



Los expertos insisten: uno esperaría este rebote a lo largo de miles de años y, sin embargo, lo hemos medido en poco más de una década. ¡Sólo diez años!, un tiempo que ya no tenemos y que no podemos seguir perdiendo, pues lo que está en juego es algo tan grande como la conservación o la destrucción del planeta.

jueves, 8 de mayo de 2014

La ceguera del político




Mi madre me daba una última cucharada de compota de frutas y añadía: “¡Pero si va desnudo!” Era el grito del niño que se atrevió a decirle la verdad al emperador vanidoso, un rey desnudo, que se creía con un magnífico vestido que los necios no podían ver. 

Las meriendas se hacían más ricas con cuentos como aquella fábula que esta semana me trae a la memoria el señor Rajoy. Nuestro presidente del Gobierno - igual que la mayoría de los políticos, pero este con mayor pecado – se parece bastante al rey de aquel cuento, que no quería reconocer la realidad.

Mes tras mes aumentan las desigualdades sociales, pero Rajoy se muestra inflexible: según él, ahora toca hablar de la buena marcha de la economía, de los anuncios de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) para este año y el próximo, y de los “buenos datos” de empleo del pasado mes. Una alegría que asegura que nada ni nadie se la va a quitar.

De manera machacona y sobretodo hiriente para los millones de españoles que atravesamos una situación difícil, afirma en entrevistas y en sesiones de control al Ejecutivo, que hay un cambio de tendencia. Pretende contrarrestar a quienes evidencian que esta va a ser una legislatura perdida para el empleo; va a acabar con menos población activa y más paro.

El presidente Rajoy declara también que el reparto del esfuerzo que se ha pedido a los ciudadanos para salir de la crisis ha sido "equitativo", tanto desde el punto de vista de los ingresos como de los gastos. Se olvida, no obstante, de que a las grandes fortunas españolas les está yendo muy bien.

Los ricos son cada vez más ricos y cada vez hay más pobres. Y se olvida, además, de tragedias que día a día viven los jóvenes y los mayores que no tienen trabajo, o la violencia que sufren las mujeres, cada vez con menos posibilidades de decidir  – véase la reforma del la Ley del Aborto o el aumento de declaraciones machistas -.

Los gobernantes españoles, los nacionales, pero demasiadas veces también los regionales y los locales, no se paran en detalles. “España va bien”, declaró en su día Aznar y sigue empeñado en repetir bastantes años después su homónimo Rajoy.

Ellos, como los que les acompañan en el Gobierno, deben usar gafas especiales que permiten ver cosas que los demás no podemos captar. Aunque puede también que les pase como al mandatario del cuento, que pese a verse desnudo se lo negaba, en aquella historia para no reconocerse necio, y en esta, además, para mantenerse en la poltrona del poder.

viernes, 2 de mayo de 2014

¿Y tú de quién eres?



¡Otra vez esa señora. No la soporto mamá, siempre me pregunta lo mismo! Mi madre sonreía y trataba de tranquilizarme con una caricia, pero el disgusto era más fuerte. ¡Encima, es que me aprieta el cachete y me hace daño mamá! Entonces yo no comprendía la importancia de las raíces.

¿Y tú de quién eres? Preguntaba la buena mujer, cuya mente la obligaba a repetir una y otra vez la misma pregunta. Ella sentía afecto por todos los niños y las niñas de la plaza, pero le costaba recordar sus nombres y los nombres de sus padres. Cuando eres joven, mucho más cuando eres niño, le restas importancia a esos datos; te sientes único, fuerte y capaz.

No obstante, con el tiempo tomas consciencia de la importancia del grupo; siempre surgen momentos en los que necesitamos ayuda y acudes a los tuyos, a los más cercanos. No se trata, sin embargo, de una distancia lineal, pues hay veces en las que el respaldo llega de lejos, como de lejos le ha llegado mucha ayuda a Canarias.

La geografía coloca a las Islas más cerca de África, pero la cultura nos ha hecho europeos, y no deberíamos comportarnos como aquella niña pequeña a la que le molestaba que le preguntaran por sus orígenes. Aunque nos duela algún que otro pellizco, tenemos que sentirnos orgullosos de Europa y contribuir a su progreso, que también es el nuestro.

No conviene, por tanto, olvidarnos de las próximas elecciones. El 25 de mayo se eligen los representantes que gobernarán los destinos de nuestra comunidad y, pese a lo mucho que dejan de desear la mayoría de los políticos, resulta demasiado peligroso dejarlos decidir sin siquiera escoger la opción que más nos convenza.

Al contrario de lo que podría pensarse dada la distancia física, las elecciones europeas son absolutamente fundamentales para España y, en concreto, para Canarias. En un contexto político en el que las políticas económicas están cada vez más dirigidas y encorsetadas desde Bruselas, donde los últimos años han liderado los conservadores, imponiendo una política que sólo ha generado pobreza y paro, es necesario un cambio de dirección.

Y ese cambio sólo puede producirse con políticas que impulsen de la generación de riqueza y la redistribución de la misma; políticas que pongan el acento en lo social y no en la dominación económica, políticas que integren, no que aíslen o discriminen. Por eso es fundamental la participación. Recordemos siempre de quién somos y quiénes queremos ser. ¡Qué nadie nos gobierne a su antojo!