jueves, 4 de abril de 2013

La memoria de los políticos

 Jamón, aceite, tomates, lechuga y una pastilla de jabón lagarto. “Pero apúntalo, que se te va a olvidar”. No hace falta mamá, me acuerdo de todo. Con una bolsa de cuadros de colores, casi tan alta como yo, me dirigía entonces a la tienda de Sira, que despachaba mientras ablandaba un grano de millo entre los dientes.

¡Eran otros tiempos! y con el tiempo, ya se sabe, todo se desgasta, incluso la memoria, que al parecer se vuelve especialmente frágil entre los políticos. Hechos del último año confirman que a los cargos públicos la materia gris se les vuelve quebradiza como hoja seca, ligera como el feroz viento que azota a esta España nuestra, en la que cada día aparecen nuevas manzanas podridas.

A las olvidadas promesas electorales, se suman casos y más casos de corrupción, fotografías de presidentes autonómicos con narcotraficantes y, por supuesto, cuentas bancarias en Suiza, donde hasta el Rey guarda sus ahorros millonarios.  Pienso de nuevo en mi madre, que antes de estas noticias me decía ¿Cómo que no hay dinero? Será que se lo han llevado a algún sitio”

Harían bien los políticos en apuntarse las cosas, como sugiere la sabiduría popular, cuyos consejos no son exclusivos para los representantes nacionales, sino también para los de aquí al lado, para todas y todos. “No se olvide señor alcalde que en Nochebuena me dijo que me iba a ayudar y todavía estoy esperando”, gritó una vecina al ser desalojada del Pleno de Santa Cruz, que esta semana vivió el primer escrache dirigido a un cargo público de las Islas.

La Plataforma de Afectados por la Hipoteca le recordó a un diputado del PP en el Congreso y concejal en la capital tinerfeña que no son terroristas, mientras que una de sus miembros, afectada por una amenaza de desahucio, le afeó al máximo edil, en este caso de CC, que no haya hecho nada para ayudarla.

Son muchas personas y muchos problemas de los que ocuparse; cada día más - no sólo crece el paro, sino que se aproxima ya al 50% el número de desocupados que no cobra ningún tipo de prestación. Es comprensible, por tanto, el olvido o la falta de tiempo, que también pudiera ser. Sea como fuere, resultan imprescindibles las voces populares que se levantan para servir de recordatorio y hacer visibles las dificultades que atraviesa la población.

Ningún daño hacen; todo lo contrario, pues ayudan a que los dirigentes de lo público tengan presente que se les paga para defender el interés general. Y podemos decir más, pues con su acción, los movimientos sociales logran animar la sórdida vida pública que últimamente vivimos en este país.

No hay comentarios:

Publicar un comentario