sábado, 7 de junio de 2014

El secreto mejor guardado




“Cuando quieras que algo no se sepa, no se lo digas a nadie”, me advirtió mi madre después de que le contara que mi mejor amiga me había traicionado. Yo hasta entonces, y me temo que aún hoy, confiaba ciegamente en la amistad. Pese a las continuas decepciones, sigo creyendo en la gente.

Mi madre siempre ha sido más sabia, más prudente, mejor. Es una mujer única, una reina que nada y mucho tiene que ver con la realeza española. Nada porque está por encima de cualquier título nobiliario, su mérito es mucho más grande, y todo porque acabamos de saber que el rey Juan Carlos también practica sus enseñanzas.

El monarca español no confió ni al Papa, cuando le vio en abril, ni a los jeques y sultanes del Golfo, a los que llama hermanos, que iba a traspasar la herencia recibida de sus antepasados e impuesta por Franco. Igual que me aconsejaba mi madre, él no dijo nada de la abdicación a favor de su hijo.

El pasado lunes nos desayunamos con la noticia del año, un secreto bien guardado y para el que, al parecer, se barajaron hasta tres posibles fechas. Todo estaba calculado y todo sigue estándolo, pues ya sabemos incluso que Felipe ascenderá al trono el próximo día 18.

Rápido, rápido, rápido. Lástima que no todas las cosas funcionen igual en este país, y lástima también que los gobiernos no sigan, como yo, creyendo en la gente. Se dicen democráticos y se les llena la boca hablando de la voluntad popular, pero la realidad es que ni escuchan ni quieren escuchar al pueblo.

Arropados en normas y procedimientos, cierran las puertas al fundamento mismo de la organización social que defienden. Rechazan las consultas ciudadanas y desoyen gritos como el de “Borbones, a las elecciones”, que miles de personas han gritado en las calles. ¿Por qué no hacer un referéndum? ¿Por qué negar la posibilidad de que la población decida?

El desprecio del gobierno no sólo se pone de manifiesto en el tema de la monarquía, de eso sabemos bien los canarios, que también estas semanas hemos asistido a la cerrazón estatal respecto a las prospecciones petrolíferas. Nos tratan de imponer una marea negra, pese a que las Islas son ricas en energías solar, eólica e hidráulica.

¡Cuánta torpeza! Pero Canarias seguirá luchando, y a nivel nacional puede que el que todavía hoy es príncipe sea listo y sorprenda a España con el anuncio de una consulta de la que, sin duda, todos saldríamos reforzados. Él podría tener el respaldo o la tranquilidad, y nuestro país alcanzaría la unidad, la proyección de modernidad y el impulso que necesita.

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